Checo Pérez se aleja de la victoria y el festejo en el Gran Premio de Las Vegas
La carrera se complicó nuevamente para el piloto mexicano, quien terminó décimo mientras Max Verstappen celebraba su cuarto título mundial de Fórmula 1. George Russell se llevó la victoria, seguido por Lewis Hamilton y Carlos Sainz. A Pérez le quedan las citas de Qatar y Abu Dabi para intentar revertir su mala racha y alcanzar alguna satisfacción antes de cerrar el año.
Pérez comenzó desde la posición 15 y perdió terreno frente a Fernando Alonso en la salida para evitar incidentes. Recuperó su lugar cuando Alonso cambió neumáticos y después superó a Kevin Magnussen de Haas. En algún momento, gracias a una estrategia y paradas en boxes de otros pilotos, llegó a ser segundo. Sin embargo, las esperanzas de que un coche de seguridad lo beneficiara se desvanecieron. Pérez logró adelantar a Zhou y Hulkenberg, pero no pudo competir contra Verstappen y los Ferrari, ni con Hamilton y Norris, quienes terminaron delante de él.
Tras un primer cambio de neumáticos, Pérez cayó a la decimocuarta posición y libró una batalla con el neozelandés Liam Lawson, al que superó limpiamente. Sin embargo, después de una segunda parada, regresó al puesto 15. Aun así, realizó un impresionante adelantamiento a Lawson y Magnussen en una sola curva. Finalmente, en las últimas vueltas, superó a Esteban Ocon y luego a Alonso para alcanzar el décimo lugar, un mínimo consuelo para alguien acostumbrado a luchar por podios.
La afición de Pérez ha anhelado un cambio de suerte y una mejora en el rendimiento del RB20, que ha caído ante McLaren, Ferrari y, en ocasiones, Mercedes. Estas deficiencias han expuesto al mexicano a críticas mientras Red Bull evalúa su futuro tras el fin de la temporada, a pesar de su contrato hasta 2026. Pérez ha aceptado que las actualizaciones del coche priorizan a Verstappen. En un año lleno de desolación y búsqueda de resultados, el equipo celebra el campeonato de pilotos pero ve con inquietud su posición en el mundial de constructores. La temporada concluye en Las Vegas, reflejando la incertidumbre que rodea a Pérez.