Así fue nuestra visita al Estadio Nacional de Chile
Las eliminatorias de Conmebol siempre han sido de las más complicadas del planeta, donde Argentina y Brasil generalmente se aseguran un lugar y otras tres selecciones se clasificaban en una feroz batalla, aunque sea por la vía del repechaje. Pero la generosidad de cupos de la Copa del Mundo del 2026, abre la puerta a dos equipos más, por lo que quedar fuera, es sinónimo de un pésimo nivel futbolístico, y ahí se encuentra Chile, en el fondo de la tabla.
Y así, con esa expectativa de matar o morir, Chile recibió la visita de Bolivia y del equipo de Para Ganar de Sports Illustrated, para ser testigos del color y la pasión de la eliminatoria sudamericana, en una cancha histórica como la es la del Estadio Nacional, sede de una Copa del Mundo la de Chile 1962 y donde, desde hace muchos años, la U de Chile juega como local sus partidos en Santiago, sin olvidar, un pasado oscuro y muy tenebroso en tiempos de dictadura, donde el recinto se usó como campo de prisioneros de estado.
¿Cómo es ir al futbol en Chile?
Comenzar diciendo que nadie puede ingresar a un estadio en Chile sin haber completado su Registro Nacional de Hinchas (RNH), un proceso de seguridad biométrica con tu documento de identidad y un par de selfies bastante sencillo para cualquier chileno que quiera asistir al estadio, no así para los extranjeros, donde desafortunadamente su sistema no soporta otros caracteres que los que conforman su RUT (Regístro Único Tributario) o el de su carnet de identidad. Pero una vez concluido el trámite y después de recibir la ayuda de numerosas personas chilenas que intentaron auxiliarnos, la verdad es que fue muy sencillo el proceso de acceso.
Concluido el RNH, pudimos descargar las entradas y de esa manera el acceso solo fue con nuestro número de pasaporte, sin mostrar ningún tipo de boleto o código QR. El trabajo de los oficiales en la puerta es escanear los carnet de identidad de los hinchas, si tiene entrada, el sistema lo corrobora y se permite el acceso, en nuestro caso solo dictamos el número de pasaporte y ya estaban nuestros datos en el sistema. Una seguridad impecable donde nos solo conocen la identidad y tienen los documentos y fotos de todos los hinchas asistentes, también eliminan por completo la reventa, un cáncer del futbol moderno.
Llegar al Estadio Nacional es muy sencillo, ya que hay una parada del metro con el mismo nombre que te deja a escasos metros de la puerta de entrada. Pudimos constatar de primera mano el ánimo con el que los hinchas chilenos llegaron a la cancha con la esperanza de remontar una eliminatoria que se viene cuesta arriba para ellos con la derrota que les esperaría más tarde.
Ya dentro del estadio, una gran campaña para concientizar a los hinchas por el uso de cantos discriminatorios, racistas y xenófobos, que desafortunadamente forman parte de la cultura de cancha de Chile y Argentina, selecciones sancionadas por FIFA en la presente eliminatoria, por lo que sus entradas lucen al 50 por ciento de su capacidad y donde habrá que trabajar bastante para erradicarlos por completo dle repertorio de temas de la hinchada.
Rojos de vergüenza, Chile se complica eliminatoria
Nunca imaginamos que a los 13 minutos de juego, Bolivia marcaría el tanto de la ventaja que finalmente fue el camino con el que los verdes vencieron a La Roja de manera histórica, rompiendo una sequía de 31 años y 67 partidos sin poder festejar como visitantes, un balde de agua fría en el corazón de los chilenos que no pudieron conseguir las tres unidades en la previa de sus fiestas patrias.
Un partido bastante amargo para Chile donde ni siquiera el empate les sirvió de motivante, pues prácticamente una jugada después, Bolivia retomó la ventaja y aunque el atardecer lució espectacular en el Estadio Nacional con la cordillera de los Andes de testigo al fondo del paisaje, y los hinchas hicieron su parte intentando levantar el espíritu chileno, la derrota se consumó y el pase a la Copa del Mundo del 2026 se ve lejano al sumar solo un triunfo, en ocho partidos, solo Perú no ha ganado y va al fondo de la tabla.
El recibimiento de los hinchas chilenos al extranjero fue bastante cordial y bueno, amistosos en todo momento, orgullosos de sus colores. Un estadio donde está prohibida la venta de cerveza, pero hay algunos productos como café, pan, dulces, que puedes adquirir, sin publicidad excesiva o actividades de los patrocinadores, apenas una pequeña carpa con el letrero de Productos Oficiales al salir del inmueble y un par de puestos ambulantes donde vendían comida. Un estadio bastante "fome" a decir de los propios chilenos, un término muy usado en aquel país que significa aburrido o sin gracia.
Sin embargo es un estadio que recuerda la historia chilena, donde un sector de la tribuna popular no sufrió remodelación alguna y se conservaron las gradas originales del inmueble que durante el golpe de estado de septiembre 1973 fue usado como campo de concentración del ejército, un centro de tortura y muerte que hoy permanece siempre en la memoria de los visitantes con las butacas antiguas y una frase escrita en la pared: "Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro".
El futuro en Chile advierte un futbol sin incidentes al interior de los inmuebles con el correcto implemento de la tecnología biométrica, ahora los rijosos lo piensan más para cometer actos ilícitos dentro del estadio pues saben que sus datos están plenamente identificados, además del éxito colateral que representa eliminar casi en su totalidad la reventa de entradas.