Tribunas que piensan: las hinchadas con ideologías más marcadas
Foto vía @Fernand32198251
Desde la existencia de los regímenes totalitarios de Italia, España y Alemania en los años 30, el futbol sirvió como caldo de cultivo para la difusión de ideas supremacistas blancas propias de la ideología política gobernante: el fascismo.
Muchos equipos se vieron influenciados por la política, ya sea simplemente por ser el equipo al que el dictador de cualquiera de estos países era aficionado. Lazio en la Italia de Mussolini, Real Madrid durante el franquismo en España y el Shalke 04 de Hitler, o bien, por ser esa contraparte a la difusión de ideologías de supremacía.
Con el surgimiento de los equipos fascistas de ultraderecha en Europa, surgieron casi inmediatamente los equipos con hinchadas de oposición, los grupos antifascistas que de igual forma encontraron en la tribuna la mejor manera de hacer sentir su repudio al racismo, al odio, a la xenofobia a la discriminación, entre muchos otros conceptos que dan vida a una ideología que en muchos casos traspasa la grada y se impregna en el equipo y la sociedad.
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Pero en la actualidad, algunos países de Sudamérica han adoptado la tendencia de grupos antifascistas en las tribunas con un simple objetivo: luchar contra las formas del fascismo, los discursos de odio, de xenofobia, de machismo y de homofobia, entre otros.
Partido a partido las gradas se convierten en difusores de mensajes, si bien la mayoría de las veces van dirigidos al apoyo o al amor a un equipo, en otros tantos el mensaje es de odio hacia cierto rival, discriminatorios, homofóbicos de machismo y es por ello que estos grupos han surgido, como respuesta a la violencia y al mensaje equivocado que en muchas ocasiones, sin darnos cuenta, normalizamos porque lo hace todo mundo y debe estar bien, aunque en casa no promuevas ese tipo de conductas.
De Europa a América, estas son las hinchadas antifascistas más famosas
St. Pauli, los anti-nazis de Alemania
Hablar de un equipo de izquierdas es hablar del St. Pauli de Alemania, un equipo de la segunda división del barrio de Sankt Pauli en el puerto de Hamburgo.
Este equipo abiertamente se ha declarado como partidario de izquierda y su afición destaca valores como la lucha contra la homofobia y el racismo. Su auge e ideología surgió en los ochenta cuando la crisis económica y la lucha de clases hizo que el barrio se levantara a pelear contra un sistema que los había dejado en el margen, apoyados en la efervescencia del punk alemán y los grupos anarquistas.
Su escudo, una calavera y dos tibias cruzadas, en reconocimiento a un pirata del puerto de Hamburgo popular por ser una especie de 'Robin Hood' de la región, pero también símbolo del pobre, del que no tiene nada más que sus huesos.
Su color: marrón, en aquel entonces resultaba económico comprar tela marrón, por lo que este equipo de barrio obrero adoptó este tono poco popular en el futbol.
Hoy St. Pauli es un símbolo del antifascismo en el futbol, su gente, socios en su mayoría, forman parte de las decisiones del club y lo hacen basados en los principios descritos. Hace no mucho la revista para caballeros Maxim quizo patrocinar al club pero la afición lo rechazó al asegurar que la publicación promueve el sexismo y la explotación sexual de la mujer. Lo mismo sucedió con Airbnb que quería patrocinar las vayas publicitarias del estadio, la gente se negó al considerar que la empresa es culpable del proceso imparable de gentrificación que vive la zona de Sankt Pauli y que obliga a muchas personas trabajadoras y obreras a mudarse por que se encarecen los precios de las viviendas.
St. Pauli salta a la cancha con la canción Hells Bells de AC/DC, la hinchada local aplaude al visitante, no se permite el juego sucio ni la simulación de faltas, se gana y se pierde pero siempre con ideales. Los valores de St. Pauli se transmiten de la grada a la cancha y los jugadores deben responder a la altura de lo que se espera de ellos.
Bukaneros de Rayo Vallecano, el orgullo obrero de Madrid
Formados en 1992, este grupo de ultras anarquistas antifascistas del barrio de Vallecas de Madrid se definen como un grupo "contra el racismo, la represión y el futbol negocio".
Este grupo ha ganado terreno y popularidad en el mundo por su conciencia social, no solo apoyando incansablemente al Rayo Vallecano donde quiera que juegue sino a la comunidad obrera, marginada de Madrid que vive en esta zona y que cuenta con el respaldo y cobijo de los Bukaneros para defender sus derechos y mantener Vallecas como el barrio más antifascista de toda España.
Su activismo social es constante desde 1997 cuando organizaron las primeras jornadas contra el racismo, los ultras del Rayo han sido protagonistas recurrentes en luchas contra la homofobia y la xenofobia.
En la tribuna, su espacio, su hábitat, los Bukaneros se han sumado a causas mundiales como la guerra en Libia, Palestina e Israel y apoyando numerosas causas locales lo que le ha valido la enemistad del sistema, de las directivas de futbol y la prensa que constantemente buscan desprestigiar a este grupo radical por sus maneras, en algunas ocasiones, violentas de defender su ideología peleando en numerosas ocasiones contra hinchadas neonazis o la propia policía .
El compromiso con su causa fue más allá en 2017 cuando el Rayo Vallecano recibió en préstamo del Bétis al jugador ucraniano Roman Zozulya. No debutó, ni siquiera pudo entrenar, no lo permitieron los Bukaneros pues descubrieron su afiliación nazi y lo expusieron repartiendo fotografías del jugador posando con la extrema derecha de su país y con mensajes encriptados afines al nazismo.
El jugador se mostró también con números asociados a la ideología Nazi, el 14 que procede de la cantidad de palabras de la frase más famosa de David Lane, uno de los ideólogos principales del nazismo, el 88, que en clave refiere a la letra H dos veces HH, del saludo 'Heil Hitler' y el 18, otra clave numérica que corresponde a la A y la H, Adolf Hitler.
El futbolista tuvo que regresar al Bétis sin jugar en el Rayo Vallecano, pero el pasado diciembre, jugando para el Albacete de la Segunda División de España, Zozulya tuvo que visitar el estadio de Vallecas en un partido que no pudo concluir pues fue suspendido por el árbitro central al medio tiempo tras los constantes insultos de los Bukaneros al futbolista ucraniano.
Ultras del Livorno, orgullosamente comunistas
Pocos equipos en el mundo tienen tanta afinidad a una corriente política como el Livorno de Italia y su afiliación a la izquierda comunista.
No hay que escarbar mucho para saber que el puerto de Livorno, poblado principalmente por la clase obrera, es la cuna del comunismo italiano y su club de futbol, más allá de los méritos deportivos, su objeto de orgullo y presunción es precisamente luchar por las causas justas volteando a problemas mundiales como la pobreza en Haití o la libertad de Palestina.
La 'Curva Nord' del estadio es cuna de ideología de izquierda, es normal ver a los aficionados usar indumentaria con la imagen del Che Guevara, llevar banderas con la hoz y el martillo y que en la tribuna los hinchas entonen 'Bella Ciao' canción popular de la resistencia partisana que luchaba contra fascistas y nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Para entender la afinidad de los jugadores e hinchas del Livorno con la izquierda, hay que revisar el caso del delantero Cristiano Lucarelli. Nacido en Livorno, hijo de un cargador portuario afiliado al sindicato y miembro del partido comunista. Marcó un gol para la selección sub-21 de Italia en 1997 y en el festejo se levantó la camiseta mostrando la figura del Che Guevara, algo común en Livorno pero no en Italia, la federación vetó al jugador de 'la azzurra' por ocho años.
Esta afición exalta el comunismo cada partido, festeja el cumpleaños de Stalin, reconoció a Hugo Chávez y a Fidel Castro el día de su muerte y se enfrenta al Milan de Berlusconi y al Lazio y sus ultra derechas en cada encuentro.
Green Brigade, política, religión y pasión por el Celtic
Otra afición popular por sus ideas revolucionarias es la de los Green Brigade del Celtic de Escocia.
Lo de Glasgow es un caso único, pues no solo se enfrentan dos equipos de la ciudad y los más importantes del país: Celtic y Rangers, sino que cada equipo representa una religión, católica para el Celtic, protestante para el Rangers, una ideología política, izquierdas y derechas y una clase social, la condición de inmigrante irlandés, obrero, el pueblo para el Celtic y la de los unionistas británicos de élite con el Rangers.
Incluso un tiempo el Rangers puso la norma de contratar solo futbolistas protestantes, muy pronto se retractaron de la regla con el éxito obtenido por el Celtic.
Las Brigadas Verdes han apoyado abiertamente la causa palestina, incluso recolectando fondos para organizaciones benéficas palestinas. Fueron sancionados por la UEFA cuando en un partido contra un equipo de Israel, sus seguidores ondearon una bandera Palestina en la tribuna y repartieron pequeñas banderas palestinas a toda la afición que asistió a ese encuentro en el Celtic Park.
La Green Brigade tiene un fuerte enfoque de justicia social incluyendo una larga historia de apoyo a las luchas irlandesas por la justicia y la liberación.
Su compromiso con el antifascismo se vio reflejado el pasado mes de octubre cuando Celtic y Lazio se vieron las caras en Glasgow por la Europa League. La Green Brigade recibió a los ultras derechistas del Lazio de manera especial, con un mosaico y la palabra 'Brigate Verde' haciendo una alusión directa a la 'Brigate Rosse', grupo terrorista de extrema izquierda italiano de los años 70 y 80. El mosaico estuvo acompañado de una estrella idéntica a la que utilizaba el grupo como símbolo.
El recibimiento no terminó ahí pues se desplegó una manta de repudio contra Lazio y otra con la imagen de Benito Mussolini colgado de cabeza, recordando el linchamiento al que fue sentenciado por los partisanos en Milán, y la frase "Follow your leader" o sigue a tu líder.
Invitados recurrentes en competiciones europeas, el Celtic y su Brigada Verde no desaprovechan las oportunidades que el futbol les da para mostrar de manera pública mensajes sociales y políticos en favor de las causas que consideran justas.
América también es antifascista
Las ideas de izquierda no son exclusivas de Europa, en América varias hinchadas han mostrado públicamente su apoyo a la ideología antifascista. La MLS tiene muchos casos como el de la Timbers Army de Portland o la Emerald City Supporters y la Barra Fuerza Verde de Seattle que luchan contra la homofobia y el racismo.
Las dictaduras sudamericanas hicieron que las barras se consolidaran como movimiento social al ser uno de los pocos espacios abiertos al público sin censura del estado. En Chile destaca el caso de la Garra Blanca y Los de Abajo, de Colo Colo y la U de Chile respectivamente, ambos clubes son los más populares del país, sus barras supieron crecer en una época de represión y plantar su bandera antifascista en la tribuna.
A pesar de ser rivales y protagonizar feroces batallas, ambas hinchadas se unieron a otras el año pasado durante los disturbios en Chile con un lema que sirvió de inspiración en la lucha social andina. "Perdimos mucho tiempo peleando entre nosotros".
Algo trascendente está pasando en Brasil, Argentina y Uruguay principalmente, de las hinchadas de los equipos están emergiendo grupos antifascistas enfocados en lograr respeto y estabilidad en la tribuna y de alguna manera contribuir a erradicar la violencia en el futbol con trabajo ideológico y no represivo.
En Argentina son muchos cantos populares de la tribuna que hacen referencia discriminatoria a bolivianos y paraguayos, se insulta de manera homofóbica constantemente y aunque es divertido formar parte de una multitud, lo cierto es que el mensaje no es positivo, a la cancha asisten muchos niños y el ejemplo de no racismo e inclusión debe salir de la propia hinchada.
El respeto al rival, la lucha contra la xenofobia, el racismo, el machismo, la homofobia y las ideas supremacistas parece ser la clave para resolver el problema de raíz en una sociedad muy corrompida por la violencia en el futbol como lo es la sudamericana.