¿Puede Francis Ngannou seguir siendo el hombre más temido del planeta?
Este lugar, con su piscina y lujosos pisos de mármol, se encuentra en un área donde la pobreza es una realidad para muchos. Muy cerca está su hogar de infancia, hecho de ladrillos de barro. A pesar del clima gélido, Ngannou recuerda esa época con nostalgia. "Era mi temporada favorita del año", dice. "Era la época de cosechas, lo que significaba que teníamos menos probabilidades de pasar hambre".
La historia de Ngannou es asombrosa. De un pequeño pueblo, se convirtió en un sobresaliente campeón de peso pesado en MMA tras una emigración de 14 meses a Europa que casi le cuesta la vida. Ahora, con 38 años, está listo para volver al MMA enfrentando a Renan Ferreira, campeón de peso pesado del PFL, en un evento titular en Arabia Saudita. Este nuevo reto parece insignificante en comparación con los que ya ha superado, como su intento de cruzar el Estrecho de Gibraltar en una balsa inflable.
A pesar de su éxito, Ngannou se encuentra en una etapa de reflexión. "No sé cómo manejaré este nuevo desafío", confiesa. “Para ser honesto, esta pelea es una forma de descubrir si todavía soy el mismo luchador que solía ser”. En su propiedad descansa también la tumba de su hijo de 15 meses, Kobe, quien falleció de forma inesperada. Este dolor lo ha llevado a cuestionarse su propósito y la dirección de su vida.
Tras la muerte de Kobe, Ngannou contempló retirarse, pero decidió que lo más significativo sería luchar por él. “Quiero honrar su memoria”, explica el luchador. Su próxima pelea representa un nuevo inicio, un evento que no solo se trata de competencia, sino de un propósito más profundo. Mientras se prepara para este regreso al ring, Ngannou lleva consigo la memoria de su hijo, deseando mantener vivo su legado.