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Más allá de tener un excelente año (Mundial incluído), Griezmann se tuvo que conformar con el tercer puesto en la terna por el Balón de Oro, con 414 votos (14,37% del total). Pararse en el podio de los mejores jugadores del mundo debería ser algo reconfortante para todos los futbolistas, pero el francés tenía expectativas más altas.

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El propio jugador dijo antes de la gala que quizás la Champions League vale más que el Mundial. Viendo lo ocurrido en las últimas ediciones, en las que el Balón de Oro no fue ganado por un campeón del Mundial, no podemos decir que está muy equivocado.

Es cierto, Griezmann ganó el Mundial y la Europa League, pero él y su equipo hicieron una Champions horrorosa. Si Griezmann jugaba este año como lo hizo en el 2016, cuando llevó al Atlético a la final de la Orejona y a Francia al subcampeonato de la Eurocopa, se habría llevado en 2018 el Balón de Oro,  el premio de la UEFA y también el 'The Best'. Pero este año en Rusia, Mbappé dejó la impresión de ser más determinante que él.

Esto del Balón de Oro es subjetivo y los parámetros para otorgar los votos varían más conforme a las sensaciones de cada año que conforme a realidades objetivas. Si fuera así, Xavi o Iniesta tendrían su Balón de Oro Messi alguno menos, o directamente Cannavaro no tendría el suyo o Cristiano no se habría llevado el de 2013.

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Pero cada año es distinto y, en este, Modric ha dado la sensación de que ha hecho más que los demás. No es justo menospreciar a Luka, que ha llevado a un país como Croacia hacia un subcampeonato del mundo y comanda un transatlántico como el Real Madrid, mientras Griezmann sigue en el Atlético. Quizás si se hubiera ido al Barça, lo mirarían con otros ojos...