Karim Benzema, 'L’enfant terrible' por fin es reconocido
L’enfant terrible, según la Wikipedia, “es una expresión francesa para referirse a niños particularmente ingenuos que hacen preguntas terriblemente embarazosas a adultos, especialmente a sus padres”. Esta descripción no parece suscitar demasiada relación con Karim Benzema pero esto palia cuando observamos su uso más extendido. “Referido a una persona cuyas opiniones se apartan de la ortodoxia, son innovadoras o de vanguardia en el arte”. Una descripción en la que, si asociamos arte con fútbol, sí que podemos asociarla con el delantero del Real Madrid.
Benzema es un delantero diferente, alguien a lo que no estamos acostumbrados, un futbolista magnífico que, como todos los artistas, es constantemente discutido. Durante muchos años ha sido infravalorado en el Real Madrid, incluso pitado por el Santiago Bernabéu que no entendía su fútbol. Un nueve que se alejaba del área. Pobres de aquellos que no veían más allá. Mientras Benzema no hacía de delantero tanque, salía del área, se asociaba, combinaba, escribía arte con el esférico y creaba espacios para que el imparable Cristiano Ronaldo, que siempre le defendió, pudiera rematar de la mejor forma posible. Esta temporada, sin el luso como matador, está volviendo a acechar a la portería y parece que, por fin, el Santiago Bernabéu empieza a reconocerle.
L’Enfant Terrible, en mayúsculas, porque es un apodo mucho más acorde que aquel de monsieur, con el que tan solo recuerdan su elegancia, siempre ha sido un futbolista controvertido. Apartado de la selección francesa por problemas extradeportivos y acusaciones de racismo hacia su seleccionador, lleva una vida algo discutible fuera de los terrenos de juego. Él nunca ha buscado ser reconocido, solo saltar al césped y brillar. Algo que ha hecho continuamente pero que hasta hoy no parece habérsele sido reconocido. Benzema es arte, es una partitura de la más bella canción de música clásica desenvolviéndose sobre el terreno de juego; es Tyler Durden quemando todas las ideas que hasta hoy teníamos sobre un nueve; V haciendo estallar el papel del delantero; Tarantino generando gore; Kut Cobain al filo, aquel artista que levanta pasiones y no parece ser reconocido.
El encuentro de ayer ante el Espanyol solo es uno más en la larga lista de partidos para el recuerdo y retina de todos los futboleros que miran más allá, aquellos que buscan algo más que la efectividad sobre el césped y miran la creatividad con o sin balón. Máximo goleador y máximo asistente de la temporada. El bohemio del Real Madrid. Guti le dio el relevo con aquel taconazo ante el Deportivo que terminó marcando… quién si no, Karim Benzema. El ingenuo francés que sigue jugando como en las pistas del barrio, que sin hacerse notar, lleva años sosteniendo el ataque del Real Madrid. El valiente que, en el peor momento blanco en toda la década, ha asumido el papel de líder y ha tirado del carro. Ahora nadie o casi nadie le discute. Los benzemistas, si me permiten usar ese término, empezamos a ser entendidos.