Zidane explicó al hijo de Francescoli sobre su talento: "Pregúntale a tu padre, si yo aprendí de él"

Si Zinedine Zidane es uno de los mejores futbolistas de la historia en Europa, Enzo Francescoli sería su homólogo en Sudamérica. El uruguayo se labró una

Si Zinedine Zidane es uno de los mejores futbolistas de la historia en Europa, Enzo Francescoli sería su homólogo en Sudamérica. El uruguayo se labró una carrera y un nombre mientras que el francés crecía admirando su juego, el cual desplegaba en el Racing Club de París. 'Zizou' estaba ya en esa edad en la que un futbolista comprende que puede llegar a la élite, en torno a los 17 años, y fue entonces cuando su ídolo recaló en el equipo de su ciudad, Marsella.

Francescoli tan solo estuvo un año defendiendo la camiseta del Olympique pero el ahora técnico del Real Madrid aprovechó para fijarse en todo su repertorio. El charrúa se convirtió en el ídolo de Zidane y tal fue su admiración que, cuando creció, se hizo todo un hombre, superó a su ídolo y tuvo su segundo hijo, decidió llamarle Enzo. 'El Príncipe', un apodo que bien podría referirse a 'Zizou' pero que habla de Francescoli, también tuvo un hijo, Marco, y ellos tres son los protagonistas de la historia que contó hace no mucho en una entrevista.

"A mí mucho no me gusta contar porque no me gusta hablar mucho de mí. Pero fui a Ginebra por un partido de Unicef y mi hijo siempre admiró a Zinedine Zidane. Él sabe toda esta historia del nombre de su hijo y demás. Cuando volvimos al hotel y bajamos a cenar algo en la barra con Zinedine, Marco y yo. Muy tímido, más que yo en público. Le dije a Marco: 'preguntale a Zizou lo que querías preguntarle'. Y él le consultó por sus controles orientados de pecho y eso. Zidane le dijo: 'preguntale a tu padre si yo aprendí de él'", comentó Enzo.

Evidentemente ver jugar a Francescoli y ver a Zidane es muy diferente básicamente porque ocupan posiciones bastante diferentes. Pero si se profundiza más, haciendo hincapié en algunos gestos, algunos recursos, hay cierta semejanza no tanto en el juego como en la forma de encararlo. Esos controles orientados que tanto hacían lucir ambos, esa manera de colocar el cuerpo... Al final el alumno, que aprendió del maestro y terminó superándolo.