El puñetazo abre paso al camino hacia los infiernos de Neymar
Neymar está frustrado. El futbolista va cuesta abajo y sin frenos desde que firmó su contrato con el París Saint Germain. Dos lesiones graves le han impedido ayudar a su equipo en la fase final de Champions League y ha protagonizado más escándalos fuera del terreno de juego que buenas jugadas sobre el césped. La caída del brasileño ha llegado a su summum con el puñetazo con el que golpeó a un aficionado del PSG que les insultaba a él y a sus compañeros tras perder la final de Copa. Este hincha grababa con su móvil mientras llama retrasado a Buffon o gritaba “Neymar, cabrón, aprende a jugar”. El brasileño ha reconocido que se equivocó, pero se ha justificado afirmando que “no tengo sangre de cucaracha”.
El puñetazo de Neymar es un problema grave. El brasileño ha cruzado la línea. Ha repetido la misma acción que vimos hace un año en Marsella, cuando Evra golpeó a un hincha de su equipo con una patada de taekwondo. En esta ocasión, el lateral francés fue sancionado con siete meses de sanción y el Olympique de Marsella rescindió su contrato. Evra ahora está jubilado y ha protagonizado polémicas por amenazar a excompañeros a través de vídeos de Instagram.
Los chicos malos, los bad boys, deben saber bien cómo jugar sus cartas y ni Evra supo hacerlo ni Neymar lo está sabiendo hacer. El brasileño, en sus inicios, era ese malandro incomprendido que gambeteaba una y otra vez hasta sacar de quicio a sus rivales. Además, tenía un toque de fiestero, chulo y tipo malo que gustaba en Brasil y en Barcelona, aquella época culé. El problema es que esto deben saber administrarlo en pequeñas dosis y las lesiones, piscinas y polémicas no han ayudado a Ney. El jugador está perdiendo su partido y ha pasado de ser un bad boy a un agresor que merece una sanción.
Cantona. Nunca serán Cantona. Aunque muchos hayan querido comparar esta acción con la famosa patada de Cantona, el resultado nunca será el mismo. El galo también fue sancionado, pero su carisma arrebató cualquier tipo de polémica. Además, salió a la luz que aquel hincha era del National Front y le insultaba con insultos racistas. Él solo se arrepiente de no haberle dado más fuerte. En su línea. Su patada, lejos de ser un símbolo de vergüenza, ha pasado a ser icónica. Como la mano de Dios. Ilegalidades carismáticas de símbolos del fútbol.
Neymar no es Cantona. Fernando Meirelles nunca hará una película de Buscando a Neymar, tal como hizo Ken Loach con ‘Buscando a Eric’. Neymar nunca llevará la camiseta con un estilo diferente y no va por el camino de hacer soñar a las gradas como hizo Cantona en su teatro. Cantona fue un símbolo del fútbol que todos amamos, el brasileño lo es de ese fútbol moderno que muchos detestan Nostálgicos de Eric, Diego Armando o Johan. Neymar. Lejos de la adoración, está cayendo hacia los infiernos.
El puñetazo ha sido el culmen de su caída. Ahora la UEFA y la federación francesa deben actuar contra el dinero y sancionar al jugador. El PSG debería defender a su hinchada, aunque poco puede esperarse de este club. Neymar aún puede encontrar su camino y seguir haciendo filigranas, todavía es joven, pero debe aprender mucho. Neymar ha de entender a hacer soñar con sus recortes a los hinchas, antes de soñar él con el verde monetario. Neymar no es Cantona, es mucho más Evra.